Desde un principio fue desconcertante,
diferente. Desde la presentación hasta la primera actividad. Me
llamó la atención que el profesor nos dio la mano uno por uno al
entrar por primera vez al aula. Admirable. Y también que no nos hizo
una introducción al uso, no propuso un temario, ni unos plazos para
cumplirlo, ni una forma de evaluar... Simplemente nos dijo que ésta
era 'nuestra' asignatura, y 'nosotros' seríamos los que, en cierto
modo, la diseñaríamos. Sí, me llamó la atención, podía estar
bien.
La primera 'actividad' fue situarte en
una esquina del aula, en función de lo que considerases que conocías
sobre el movimiento. Distinto, desconcertante. Me coloqué en la
esquina más poblada (no me gusta mucho resaltar), en la de los que
consideraban que tenían una idea sobre que era el movimiento, pero
no lo tenían del todo claro. Sin tener muy claro porqué, la verdad.
Sé que sabía cosas, no sé si suficientes, supongo que estaba más
cerca de no saber nada, que de saberlo todo. Pero yo seguía a la
masa.
Todo me parecía muy ambiguo. No era
capaz de encontrarle el sentido a muchas de las actividades, como por
ejemplo, el dibujo que realizamos bajo el título ''La educación, el
movimiento y yo''. De hecho, a día de hoy, día de despedidas,
último día de 'nuestra asignatura', sigo considerándola tanto o
más ambigua como el primer día. Sí, fui yo el que la acuñó en
las 'evaluaciones informales' como un tipo de docencia 'futurista'.
Me explico. Para mí y, creo con casi toda seguridad, para muchos de
mis compañeros, una asignatura tan poco directiva, con tanta
libertad de decisión sobre que tratar y como hacerlo, ha sido
altamente difícil de seguir día a día. Y con esto no culpo al
profesor, ni digo que su método sea erróneo. Todo lo contrario,
pienso que es deseable, pienso que es un modo de educación en el que
muy probablemente, si se consiguen los objetivos planificados, los
estudiantes acabarán su periodo de aprendizaje con una mayor
capacitación para cualquier ámbito, sobretodo el laboral.
En mi humilde, poco formada y, por
ello, irrelevante opinión, el mejor método de aprendizaje para un
alumno es aquel que consigue sus objetivos con mayor éxito. Y con
objetivos para nada quiero referirme a un número, una nota. No, con
objetivos quiero decir conocimientos. Para mí, el éxito está en
proporcionar conocimientos al mayor número de alumnos posibles, y
cualquier método será bueno si lo consigue. En mi caso, por
ejemplo, si pienso que éste modelo de aprendizaje no ha funcionado
del todo creo que ha sido principalmente, por supuesto, por culpa
mía, porque como me lleva ocurriendo durante toda mi vida no me he
esforzado todo lo que debiese. Me encantó un símil taurino que me
dijo el profesor en una charla que tuve con él, por desgracia el
penúltimo día de la asignatura (espero que no fuese demasiado
tarde). Me dijo, que no embisto. Que me falta embestir. Y es cierto,
siempre me planteo realizar infinidad de cosas en mi vida, tanto en
el ámbito estudiantil, como fuera de él. Y no las realizo, no
termino lo que empiezo, muchas veces me lo dejo a medias, y otras ni
me pongo a ello. Y es una cosa que me lastra, y debo cambiar. Le doy
las gracias por hacerme ver con esa metáfora algo que era evidente.
Pero también creo que el modelo, en mi caso y supongo que en el del
resto, ha fallado porque no hemos tenido un 'calentamiento', hemos
pasado de asignaturas que se basaban en escuchar y anotar, a una
asignatura que nos obligaba a pensar y decidir, pensar y elaborar,
pensar... Una asignatura en la que muy pocas preguntas tenían
respuesta, y tenías que darla tú, si es que la encontrabas. Una
asignatura libre. Diferente, desconcertante.
Me consta, que en muchos países la
educación en uso es la que nuestro profesor ha intentando implantar
en nuestra asignatura, y que los resultados son excepcionales. Pero
en España no, aquí todavía no. Y digo todavía porque lo lógico
es que avancemos a una educación más práctica, menos dirigida.
Para crear personas autosuficientes. Me encantaría que así fuese.
Pero no, aún no es. Creo que el culpable de que muchos de nosotros
no hayamos sido capaces de entender la asignatura ha sido el miedo a
lo desconocido. El no querer participar de algo distinto, porque lo
distinto, en muchas ocasiones, no da confianza. Porque creímos menos
serio, me incluyo, a un profesor que nos coloca en esquinas para que
expresemos aquello que creemos saber, que al que nos examina y si no
sabemos lo que considera que debemos saber, nos suspende.
De todos modos, y como me comentó mi
compañero Norberto, para Víctor, nuestro profesor, probablemente
sea suficientemente satisfactorio el conseguir que unos cuantos
alumnos, sean los que sean, en un futuro, serán profesores que
buscarán hacer alumnos capaces de pensar. Le gustaría supongo, que
algún día sus alumnos fuesen los que desconciertan en vez de los
desconcertados. O mejor, que no consiguiesen desconcertar, porque su
forma de enseñar fuese la común. Probablemente incluso, estará
orgulloso de haber hecho pensar a los no tan implicados, el porqué
de tanta diferencia de esta asignatura con respecto a las otras. De
hecho, es la única persona en el mundo que, voluntaria o
involuntariamente, me ha hecho plantearme el modelo de educación en
el que nos encontramos, el cual crea 'máquinas de aprobar', en vez
de personas capaces de pensar por sí mismos, la única persona y
asignatura que me ha hecho intentar dar una explicación al porqué
de mi falta de esfuerzo, comparándome con el zoquete de Penacc. Por
cierto, con la lectura de Penacc dejó en evidencia la importancia de
los exámenes, pues me leí el libro con un gusto que ni yo mismo
esperaba, saqué conclusiones de su lectura, lo comparé con
experiencias vividas, me hizo reflexionar... y sí, suspendí.
En definitiva, aunque esta asignatura
no ha conseguido engancharme del todo, pese a que he estado presente
y he participado en todas sus actividades, creo que ha sido
enriquecedora más allá de los escasos contenidos tratados. Pienso
que esta asignatura ha ido más allá de los contenidos, y que aunque
no he conseguido entregarme al máximo, sí me ha hecho reflexionar
mucho sobre todo los aspectos tratados. Pese a que le ha servido más
a aquellos que han disfrutado mucho con ella, pienso que a todos nos
ha servido en mayor o menor medida, y eso no ha ocurrido con todas
las asignaturas, ya que muchas han pasado por nuestras vidas sin
hacernos sentir o pensar nada. He de reconocer que no ha sido la
asignatura que más me ha gustado y me da rabia, porque creo que por
mi forma de ser, podría haberlo hecho mucho más.
Me resulta casi imposible ponerme una
nota. No me creo con el derecho, ni la habilidad. Según con el
rasero con el que midamos podría obtener más o menos. Como creo que
para entregarte al máximo en una asignatura, esta debe de captar tu
atención por completo, no me pondría una nota excesivamente alta
porque no lo ha hecho, y por tanto, mi entrega no ha sido la mayor
posible. Pero tampoco me pondría una nota baja o suspensa, pues creo
que sólo con lo que me ha hecho pensar con las diferentes
actividades, o sentir con el libro de Pennac, ya puede ser suficiente
como para en un futuro formar parte del cambio que la educación
reclama. Por todo esto, me pondría un 6.