diumenge, 19 de gener del 2014

Autoevaluación final, sin entrecomillar.

Como ya expliqué en mi entrecomillada autoevaluación 'final', al finalizar el periodo de actualizaciones válidas para nota (y no necesariamente por ello acabar de realizar el blog), elaboraría una autoevaluación final sin entrecomillar. Es decir, una autoevaluación en la que exprese una vez más las sensaciones que he experimentado con la asignatura, los pensamientos que me ha hecho tener, y ésta vez, profundizar más en el prefijo 'auto-', y dejar de lado la evaluación de esta 'nuestra asignatura', porque considero que ya me centré suficientemente en ella en la primera autoevaluación. Intentaré no ser redundante, y dar el nuevo punto de vista obtenido sobre mí mismo con respecto a la asignatura durante el curso, pero incidiendo en mayor medida en éste último mes en el que ya han acabado las clases.

En este tiempo, el blog ha sufrido algún que otro cambio. Lo primero fue el cambio de nombre. Pasó a ser ''Mi opinión, mi movimiento'', dejando atrás su anterior nombre ''Educando el movimiento''. Ya expliqué que me era muy complicado tratar los temas vistos en clase en él, ya que pocas veces me llamaban lo suficientemente la atención como para escribir sobre ellos, exceptuando, como ya sabéis, a Pennac. También me pareció bastante interesante el tema de las ideologías. No consideraba que con mis aportaciones estuviese contribuyendo a educar el movimiento de nadie, y decidí convertir mi blog en un espacio en el que publicaría mi propia opinión sobre aspectos relacionados con la asignatura. Soy una persona que sólo se implica en las cosas si realmente le apasionan. Os dejo que lo califiquéis vosotros como un defecto, una virtud, o como queráis.

En muchas ocasiones mis publicaciones venían precedidas por comentarios del profesor, y su contenido, aludía a lo que él me decía en ellos. A raíz de esto, hubo un espacio de tiempo en el que el blog se convirtió en una especie de diálogo, a mi juicio interesante, en el que intercambiábamos opiniones de una forma sincera y abierta, como jamás lo había hecho nunca con ningún otro profesor. Nunca había confesado a un profesor que su asignatura no había conseguido cautivarme (y digo en pasado 'había conseguido' en pasado). Nunca había confesado a un profesor que no me había esforzado al máximo en su asignatura, aunque supongo que ellos lo habrían notado. Nunca había escrito tanto, y nunca habría disfrutado haciéndolo como ahora.

Esta asignatura ha sido la única en la que mi padre, en cierto modo, ha accedido a sus contenidos para ver lo que publicaba. Sabe que lo he mencionado varias veces, no sé si estará orgulloso. Incluso en ocasiones nos ha causado alguna discusión, porque dije en una entrada que había aprendido a ignorar alguna de las cosas que me decía. Creo que todo esto no es posible que ocurra con otro tipo de asignaturas, y creo que es digno de alabar que ésta, haya trascendido más allá de las aulas. Recuerdo como comenté en una sobremesa con toda mi familia que me había tocado el tema del sexismo. Tema que como ya expliqué nos coge muy de cerca, pues mi hermana pequeña juega a fútbol en un equipo masculino, siendo la única chica del equipo, y del club. Además lo hace a muy buen nivel. No lo digo por ser su hermano. Lo prometo. También comentamos el tema de las razas, pues esta hermana a la que me refiero, es de origen chino, adoptada hace ya 9 años. Por todo esto me llamó la atención el tema de las ideologías, y por el respeto que se le tiene en todos los sentidos a ella, creí y creo, que la sociedad no está tan corrompida como en ocasiones se pretende hacer ver. Y es que creo que llaman mucho más la atención los episodios conflictivos, que la normalidad a la que estamos acostumbrados a vivir.

Por todo esto, y para no extenderme más, pues muchas de las cosas que diría ya las he comentado en otras publicaciones, concluiré en este párrafo. He de decir, orgulloso, que he conseguido encontrarle un sentido a esta asignatura. No sé si coincidirá completamente con el que el profesor pretende, pero pienso que finalmente esta asignatura me ha servido. Me ha servido para pensar, para saber mejor lo que soy, y seguir forjando una idea de lo que quiero llegar a ser. Me ha servido para aprender a valorar las cosas más que por su contenido, por lo que provocan. Como por ejemplo, a la propia asignatura. Supongo que puede ser que soy algo menos materialista, menos superficial. Me ha servido para plantearme temas que jamás pensé que haría, como el modelo de educación en el que estamos inmersos, como las ideologías, como la 'zoquetería', 'zoquetez' o 'zoquetor' (no sé cual es el término adecuado, ni si quiera se si lo hay). Me ha servido para discutir con compañeros sobre la forma de llevar una clase, para saber respetar la opinión de ellos, siendo en ocasiones totalmente opuestas a la mía.

Puedo prometer, y prometo (siempre he querido decir esa frase), que todo lo aquí escrito ha salido desde lo más profundo de mí, y no he querido en ningún momento agradar a nadie con lo que he escrito, simplemente dar mi opinión y mi forma de ver las cosas.

Y es que al fin, he podido comprender que esta asignatura va más allá de sus contenidos. Bajo el nombre de 'Educación del Movimiento', me ha enseñado que yo soy movimiento, que todos somos movimiento. Y hoy, que finaliza, puedo decir que la asignatura, y su docente, me han educado. Gracias, de corazón.


En cuanto a la nota que creo que me merezco, me mantengo en mi postura. No soy quien, ni se como. Pero me calificaría con un 6, igual que lo hice en la otra ocasión. Pues no con este 'arreón final' de entradas, no pretendía subir mi nota como el profesor dijo en clase que ocurriría con muchos alumnos. Este 'arreón' ha sido porque he encontrado el tema sobre el que me gusta realmente escribir. La justificación es la misma también. Insuficiente esfuerzo, amplio resultado. Al menos yo, al final, estoy contento. Esta asignatura será de las que no se olviden. Diferente, desconcertante.  

dissabte, 18 de gener del 2014

Entrelazar conocimientos.

Desde muy pequeño, como la mayoría de estudiantes supongo, me planteé el valor de las cosas que estudiaba en mi día a día. Por ejemplo, cuando me enseñaron a hacer raíces cuadradas, el propio profesor de matemáticas nos comentó que jamás las haríamos a mano. ¿Entonces para qué?. Entiendo que se enseñen a sumar, restar, dividir y multiplicar, pues son cosas aplicables. Entiendo que se enseñe geografía, pues es interesante entender donde estamos y a donde vamos en el mundo. Pero no quiero hablar de esto, aunque va por ahí. Otra de las cosas que me planteaba desde pequeño es la relación que tenían los conocimientos de una asignatura con los de otras. Ya dije una vez que mi opinión es humilde y poco formada, por tanto, no muy válida. Pues aún menos válida era cuando comenzaba a plantearme estas cosas, en primaria. No sé si lo correcto es que las asignaturas guarden relación unas con otras, o por el contrario es mejor que estén bien diferenciadas. No tengo ni la más remota idea de cual es la mejor opción para la educación. Pero lo que sí que sé es lo que a mi me gusta, y me gustaba ya entonces. Era, y es, poder aplicar lo aprendido en una asignatura para aprender otros contenidos en otra.

Supongo, que conforme te vas especializando y avanzando en tus estudios es más fácil esto de lo que hablo. Ya en el bachillerato relacionábamos conceptos de Matemáticas con Física o de Biología con Química. Pero donde realmente he podido verlo es en la carrera. Donde prácticamente todas las asignaturas guardan relación unas con otras, y es lo que realmente me hace disfrutar de lo que estudio. Pues bien, la asignatura de Psicología contiene un tema que trata la 'atribución' del éxito y del fracaso, y estudiándolo, consideré que me podía ser muy útil para tratar los temas de los que había hablado en el blog de esta asignatura, pese a que no fuesen los contenidos principales, como por ejemplo la falta de esfuerzo.

El 'modelo tridimensional de Weiner' para la atribución dice que se atribuye el éxito o el fracaso a magnitudes estables (capacidad o habilidad y dificultad) e inestables (esfuerzo y suerte), así como internas (capacidad y esfuerzo) y externas (dificultad y suerte). Además, explica que la única magnitud controlable es el esfuerzo, y el resto son, por tanto, incontrolables.



Ya comenté que mi padre siempre me ha dicho que 'tengo estrella', para explicar el escaso número de fracasos que he tenido durante mis estudios(cada vez más, la cosa se complica). También me dice que voy sobrado de capacidad (discutible). En ocasiones, menosprecia la carrera que estudio por decir que en ella no hay que estudiar mucho y comenta que no seria capaz de estudiar cualquier otra más exigente por mi falta de esfuerzo.

He de decir, que para nada creo en la suerte. Ni en los deportes, ni en nada. Para mí fallar mil ocasiones de gol, y perder en la única que tiene el otro equipo no es mala suerte, es que tú no has sido capaz de meter gol, y ellos sí. Para mí no es mala suerte que el único tema que no te estudies caiga en el examen, para mí es que has elegido mal cual descartar. Sólo creo en la suerte para los juegos de azar, y cada vez menos. No me gusta lo paranormal. No vería jamás Cuarto Milenio.

Weiner también comenta que los fracasos debidos a factores internos e inestables (falta de esfuerzo), son esperanzadores de cara al futuro, pues al ser inestable, puede mejorar, y convertirse en un éxito. No sé si me va a venir bien haber estudiado este tema. Pues alimenta mis creencias de que algún día me mi situación cambiará. Y digo que no se si es bueno, porque quizás necesito pensar que no, para ponerme a ello. Igual que cuando me dijeron que no sería capaz de conseguir nota para entrar a la carrera que deseaba realizar. Pero claro, siempre podrán decir que no fue por esfuerzo, fue por factores externas e inestables, es decir, por mi estrella.

dijous, 9 de gener del 2014

El despropósito de los exámenes de Enero.

Hace unos días, haciendo lo que mejor se me da, es decir perder el tiempo, leí en Internet un artículo que me pareció a parte de totalmente acertado, apropiado para las fechas que corren, repletas de apuntes, bolígrafos, subrayadores... o sentimiento de culpa en el caso de que estos no formen parte de tu día a día.

Dudé mucho si era digno de una entrada del blog de esta asignatura, porque pienso que es la que menos merece esta crítica pues es totalmente contraria a lo que refleja este artículo. Pero finalmente he decidido hacerlo, porque me parece que cualquier alumno estará de acuerdo con su autor Roberto L. Blanco Valdés, y por consiguiente, conmigo.


Diría que espero que haya sido de vuestro agrado, pero cada uno es libre de tener su opinión. Y la mía, como ya he dicho, es completamente acorde a la del autor.  

dimecres, 8 de gener del 2014

Autocomplacencia.

Tras publicar en mi blog mi autoevaluación final con respecto a la asignatura recibí un comentario del profesor, y otro, no menos importante, de un compañero. La verdad es que la sensación de que lo que has escrito sea reconocido o al menos leído es muy reconfortante. Debería comentar más en los blogs de mis compañeros. Muchas veces leo y no comento. Y quizás no saben que leo. Y no les reconforta. En fin.

El comentario del profesor hacía referencia a la sinceridad y autocomplacencia que emanaba mi autoevaluación. La verdad, es que siempre soy sincero cuando escribo. Y más aun cuando escribo en el blog, porque como muchas veces pienso que mis palabras aquí plasmadas caen en el olvido, y sólo me mentiría a mi mismo. Soy de los que en los exámenes de lectura de un libro, cuando pedían opinión sobre el mismo, si no me había gustado, lo decía. Y sé que muchos alumnos, durante toda su vida académica, han dicho siempre que sí, que les ha encantado.

No sé porqué, en esta entrada me estoy desviando mucho del tema, pero me he propuesto escribir todo lo que piense mientras la confeccione. A ver qué sale. Autocomplacencia, ese es el tema. Lo primero que hice al leer el comentario del profesor fue buscar en la RAE la definición de autocomplacencia, que dice así, ''satisfacción por los propios actos, o por la propia condición o manera de ser''. Creo que siempre he intentado plasmar en mis textos que no me gusta mi forma de afrontar los estudios y los temas relacionados con ellos. Creo que siempre he hablado de la necesidad de un cambio. No me satisface ser así. Pero quizás, a lo que se refiere el profesor, es a que no le pongo remedio, e incluso a que hablo de que no tengo prisa por hacerlo. En ocasiones pienso que el cambio llegará sólo, que alcanzaré una madurez plena que me hará ser más responsable con los estudios (en el resto de aspectos me lo considero), pero estoy bastante convencido de que no será así, de que tengo que poner de mi parte, y así, seguro, lo conseguiré. En cuanto mi forma de ser y mi condición, sinceramente no estoy descontento. Me preocupa que en mis escritos haya una sensación de soberbia o de exceso de autoestima por mi manera de explicar mi forma de ser. Sí, realmente me preocupa que la gente piense que estoy alardeando de la desidia que en muchas ocasiones me acompaña. Juro que no lo hago. Que no me autocomplace ser así. Que no me enorgullece estar en la recta final de exámenes y tener la sensación de no tener ninguna asignatura completamente dominada.

Otra de las cosas que me hizo pensar el comentario fue en conversaciones con mi padre, el cual se está convirtiendo en prácticamente en personaje co-protagonista de este blog. Al final va a resultar que tiene razón en la gran mayoría de las cosas que dice y hacía falta una asignatura y un profesor que me hagan pensar para darme cuenta. Pues bien, mi padre en cantidad de ocasiones, en víspera de un examen, me ha dicho que si con lo que he estudiado voy a sacar por ejemplo un 7, porqué no lo hacía durante más tiempo (tengo tiempo de sobra, la verdad), y aspiraba al 10. Quizás ahí sí hay autocomplacencia. Otro de los aspectos que en los que mi padre ha incidido mucho es en el orden de mi habitación. Él basaba mi paga semanal (ahora se ha rendido), en los días que tenía mi habitación ordenada. Por cada día una cantidad fijada, y si completaba la semana un 'extra'. En numerosas ocasiones cuando llegaba el fin de semana, creo que inconscientemente pensaba que ya tenía dinero suficiente para pasar el mismo y me dejaba la habitación hecha un desastre y, por tanto, perdía ese día y el 'extra'. Mi padre no daba crédito a que dejase de ganar dinero, por pensar que tenía suficiente. ¿Otro ejemplo de autocomplacencia? Puede ser.


Para terminar, quiero decir, que siempre que recibo comentarios del profesor tengo sensaciones encontradas. Por una parte me halaga que dedique mi tiempo a leer lo que escribo. Por otra, en ocasiones, me irritan algunos de sus comentarios pues me hacen pensar demasiado. Y lo que más me irrita es que acierta. Y tras reflexionar y escribir sobre ellos, siento satisfacción por haber descubierto cosas que estaban en mí, y pueden hacerme mejor.

dimarts, 24 de desembre del 2013

Diferente, desconcertante.

Desde un principio fue desconcertante, diferente. Desde la presentación hasta la primera actividad. Me llamó la atención que el profesor nos dio la mano uno por uno al entrar por primera vez al aula. Admirable. Y también que no nos hizo una introducción al uso, no propuso un temario, ni unos plazos para cumplirlo, ni una forma de evaluar... Simplemente nos dijo que ésta era 'nuestra' asignatura, y 'nosotros' seríamos los que, en cierto modo, la diseñaríamos. Sí, me llamó la atención, podía estar bien.

La primera 'actividad' fue situarte en una esquina del aula, en función de lo que considerases que conocías sobre el movimiento. Distinto, desconcertante. Me coloqué en la esquina más poblada (no me gusta mucho resaltar), en la de los que consideraban que tenían una idea sobre que era el movimiento, pero no lo tenían del todo claro. Sin tener muy claro porqué, la verdad. Sé que sabía cosas, no sé si suficientes, supongo que estaba más cerca de no saber nada, que de saberlo todo. Pero yo seguía a la masa.

Todo me parecía muy ambiguo. No era capaz de encontrarle el sentido a muchas de las actividades, como por ejemplo, el dibujo que realizamos bajo el título ''La educación, el movimiento y yo''. De hecho, a día de hoy, día de despedidas, último día de 'nuestra asignatura', sigo considerándola tanto o más ambigua como el primer día. Sí, fui yo el que la acuñó en las 'evaluaciones informales' como un tipo de docencia 'futurista'. Me explico. Para mí y, creo con casi toda seguridad, para muchos de mis compañeros, una asignatura tan poco directiva, con tanta libertad de decisión sobre que tratar y como hacerlo, ha sido altamente difícil de seguir día a día. Y con esto no culpo al profesor, ni digo que su método sea erróneo. Todo lo contrario, pienso que es deseable, pienso que es un modo de educación en el que muy probablemente, si se consiguen los objetivos planificados, los estudiantes acabarán su periodo de aprendizaje con una mayor capacitación para cualquier ámbito, sobretodo el laboral.

En mi humilde, poco formada y, por ello, irrelevante opinión, el mejor método de aprendizaje para un alumno es aquel que consigue sus objetivos con mayor éxito. Y con objetivos para nada quiero referirme a un número, una nota. No, con objetivos quiero decir conocimientos. Para mí, el éxito está en proporcionar conocimientos al mayor número de alumnos posibles, y cualquier método será bueno si lo consigue. En mi caso, por ejemplo, si pienso que éste modelo de aprendizaje no ha funcionado del todo creo que ha sido principalmente, por supuesto, por culpa mía, porque como me lleva ocurriendo durante toda mi vida no me he esforzado todo lo que debiese. Me encantó un símil taurino que me dijo el profesor en una charla que tuve con él, por desgracia el penúltimo día de la asignatura (espero que no fuese demasiado tarde). Me dijo, que no embisto. Que me falta embestir. Y es cierto, siempre me planteo realizar infinidad de cosas en mi vida, tanto en el ámbito estudiantil, como fuera de él. Y no las realizo, no termino lo que empiezo, muchas veces me lo dejo a medias, y otras ni me pongo a ello. Y es una cosa que me lastra, y debo cambiar. Le doy las gracias por hacerme ver con esa metáfora algo que era evidente. Pero también creo que el modelo, en mi caso y supongo que en el del resto, ha fallado porque no hemos tenido un 'calentamiento', hemos pasado de asignaturas que se basaban en escuchar y anotar, a una asignatura que nos obligaba a pensar y decidir, pensar y elaborar, pensar... Una asignatura en la que muy pocas preguntas tenían respuesta, y tenías que darla tú, si es que la encontrabas. Una asignatura libre. Diferente, desconcertante.

Me consta, que en muchos países la educación en uso es la que nuestro profesor ha intentando implantar en nuestra asignatura, y que los resultados son excepcionales. Pero en España no, aquí todavía no. Y digo todavía porque lo lógico es que avancemos a una educación más práctica, menos dirigida. Para crear personas autosuficientes. Me encantaría que así fuese. Pero no, aún no es. Creo que el culpable de que muchos de nosotros no hayamos sido capaces de entender la asignatura ha sido el miedo a lo desconocido. El no querer participar de algo distinto, porque lo distinto, en muchas ocasiones, no da confianza. Porque creímos menos serio, me incluyo, a un profesor que nos coloca en esquinas para que expresemos aquello que creemos saber, que al que nos examina y si no sabemos lo que considera que debemos saber, nos suspende.

De todos modos, y como me comentó mi compañero Norberto, para Víctor, nuestro profesor, probablemente sea suficientemente satisfactorio el conseguir que unos cuantos alumnos, sean los que sean, en un futuro, serán profesores que buscarán hacer alumnos capaces de pensar. Le gustaría supongo, que algún día sus alumnos fuesen los que desconciertan en vez de los desconcertados. O mejor, que no consiguiesen desconcertar, porque su forma de enseñar fuese la común. Probablemente incluso, estará orgulloso de haber hecho pensar a los no tan implicados, el porqué de tanta diferencia de esta asignatura con respecto a las otras. De hecho, es la única persona en el mundo que, voluntaria o involuntariamente, me ha hecho plantearme el modelo de educación en el que nos encontramos, el cual crea 'máquinas de aprobar', en vez de personas capaces de pensar por sí mismos, la única persona y asignatura que me ha hecho intentar dar una explicación al porqué de mi falta de esfuerzo, comparándome con el zoquete de Penacc. Por cierto, con la lectura de Penacc dejó en evidencia la importancia de los exámenes, pues me leí el libro con un gusto que ni yo mismo esperaba, saqué conclusiones de su lectura, lo comparé con experiencias vividas, me hizo reflexionar... y sí, suspendí.

En definitiva, aunque esta asignatura no ha conseguido engancharme del todo, pese a que he estado presente y he participado en todas sus actividades, creo que ha sido enriquecedora más allá de los escasos contenidos tratados. Pienso que esta asignatura ha ido más allá de los contenidos, y que aunque no he conseguido entregarme al máximo, sí me ha hecho reflexionar mucho sobre todo los aspectos tratados. Pese a que le ha servido más a aquellos que han disfrutado mucho con ella, pienso que a todos nos ha servido en mayor o menor medida, y eso no ha ocurrido con todas las asignaturas, ya que muchas han pasado por nuestras vidas sin hacernos sentir o pensar nada. He de reconocer que no ha sido la asignatura que más me ha gustado y me da rabia, porque creo que por mi forma de ser, podría haberlo hecho mucho más.



Me resulta casi imposible ponerme una nota. No me creo con el derecho, ni la habilidad. Según con el rasero con el que midamos podría obtener más o menos. Como creo que para entregarte al máximo en una asignatura, esta debe de captar tu atención por completo, no me pondría una nota excesivamente alta porque no lo ha hecho, y por tanto, mi entrega no ha sido la mayor posible. Pero tampoco me pondría una nota baja o suspensa, pues creo que sólo con lo que me ha hecho pensar con las diferentes actividades, o sentir con el libro de Pennac, ya puede ser suficiente como para en un futuro formar parte del cambio que la educación reclama. Por todo esto, me pondría un 6.

Mi opinión, mi movimiento.

Como habréis podido observar, he hecho un cambio en el título del blog. Del antiguo ''Educando el movimiento'' ha pasado a ser ''Mi opinión, mi movimiento'', y creo que esta modificación merece una explicación para los lectores.

Durante los meses en los que este espacio lleva abierto, me era muy complicado encontrar temas de los que hablar, porque intentaba aportar algo más que comentarios tópicos o banales, vacíos de contenido. Intentaba hacer aportaciones que pudieran servir a mis compañeros para aprender algo nuevo, y pienso que la mayoría de ocasiones me faltaba capacidad o conocimientos suficientes sobre los temas tratados para conseguir tal propósito. Por ello, muchas veces redactaba entradas para el blog que no publicaba, precisamente para no hacer las llamadas ''entradas de paja'' que muchas veces comentamos en clase. Me daba mucha rabia esta situación, pues me encanta escribir. Escribir sobre lo que sea. Y esta asignatura me estaba brindando la oportunidad de hacerlo, y de que lo que escribo llegase a la gente.

Por todo esto, he decido cambiar el título de mi blog. Porque no considero que este ''educando'' a nadie en el movimiento con mis aportaciones al mismo, y lo que realmente me apetece es dar mi opinión, y estoy dispuesto a correr el riesgo de que no guste a mis lectores o que discrepen de ella. Y como mis opiniones vienen determinadas por mi experiencia, y mi experiencia esta totalmente relacionada con el deporte (el movimiento), he decidido darle el nombre de ''Mi opiníon, mi movimiento''. Espero que mis nuevas aportaciones sean de vuestro agrado, y puedan haceros reflexionar sobre los temas que traten.


Para estrenar este nuevo título, subiré una entrada con la autoevaluación ''final'' de la asignatura. Entrecomillando el término final, pues considero que esta asignatura no tiene porque acabar nunca. Nunca debemos dejar de pensar, que es lo que más hemos aprendido con ella, nunca debemos dejar de opinar, nunca debemos dejar de progresar, y nunca debemos dejar de creer en el cambio que la educación necesita, y por supuesto, nunca debemos dejar de trabajar para conseguirlo.

También, el entrecomillado se refiera a que aquí no acaba mi blog, continuaré dando opiniones, reflexionando sobre temas, y esperando vuestras respuestas. Al finalizar el mismo, subiré una nueva autoevaluación final, esta vez sin comillas, y comentaremos los contrastes con la actual. 

Un saludo, y ¡feliz navidad a todos! 


dilluns, 23 de desembre del 2013

Objetivo: Alejarse de lo excepcional.

En la actividad de clase ''Dar luz a las ideologías'', me tocó reflexionar sobre el tema del sexismo. Para ello, leí a fondo las lecturas que el profesor nos recomendó sobre nuestra ideología a defender, pero sobre lo que he decidido reflexionar en mi blog es sobre las experiencias que he podido vivir y observar relacionadas con este tema.

Mi vida está continuamente relacionada, ya sea directa (practicándolo o estudiándolo) o indirectamente (viéndolo o leyendo sobre él), con el deporte, y por ello, pensar en sexismo, me lleva a pensar casi únicamente en casos que ocurren en el mismo.

Desde muy pequeño, y hasta que la legislación lo permitió, en mis equipos de fútbol participaron chicas (al menos una por año), y pude observar como desde dentro del propio conjunto no existe ningún tipo de discriminación o infravaloración hacia ellas. Esto mismo lo puedo observar viendo a como todos los compañeros de mi hermana (es la única chica de su club de fútbol) le tienen un respeto imposible de mejorar. Por contra, es corriente que los equipos que no disponen de ninguna chica en sus filas, si que menosprecien a las chicas de otros equipos, aun estando a un nivel deportivo similar o incluso superior. Me ha ocurrido este año, escuchar a los niños de seis y siete años a los que entreno, decir a modo de mofa que el equipo rival ''tienen una chica'', dando por sentado que esta será de un nivel deportivo inferior.


Pienso que para que no exista la discriminación en el deporte, es importante que en iniciación no exista diferenciación por sexos, aprovechando que el físico es similar, o superior de las chicas porque maduran antes. Pienso también que es importante tener experiencias deportivas con gente del sexo opuesto para verlo como algo corriente, y no excepcional. Es evidente que no existen deportes de chicas y de chicos, y si existe una sociedad que así, desgraciadamente, lo dictamina. A mí, al menos, me enorgullece cada vez que veo una niña jugar con niños al fútbol, de la misma forma que lo hace ver a un niño disfrutar realizando gimnasia rítmica entre chicas. Debería ser lo normal, lo corriente, y no lo excepcional.


Aquí os dejo una imagen que creo que refleja todo lo contrario de lo que he comentado en mi entrada. Una imagen que expresa una absurda e indeseable diferenciación. Una imagen que nos aleja del objetivo deseado de la igualdad. Una imagen que discrimina. En mi opinión, repugnante.