dimarts, 24 de desembre del 2013

Diferente, desconcertante.

Desde un principio fue desconcertante, diferente. Desde la presentación hasta la primera actividad. Me llamó la atención que el profesor nos dio la mano uno por uno al entrar por primera vez al aula. Admirable. Y también que no nos hizo una introducción al uso, no propuso un temario, ni unos plazos para cumplirlo, ni una forma de evaluar... Simplemente nos dijo que ésta era 'nuestra' asignatura, y 'nosotros' seríamos los que, en cierto modo, la diseñaríamos. Sí, me llamó la atención, podía estar bien.

La primera 'actividad' fue situarte en una esquina del aula, en función de lo que considerases que conocías sobre el movimiento. Distinto, desconcertante. Me coloqué en la esquina más poblada (no me gusta mucho resaltar), en la de los que consideraban que tenían una idea sobre que era el movimiento, pero no lo tenían del todo claro. Sin tener muy claro porqué, la verdad. Sé que sabía cosas, no sé si suficientes, supongo que estaba más cerca de no saber nada, que de saberlo todo. Pero yo seguía a la masa.

Todo me parecía muy ambiguo. No era capaz de encontrarle el sentido a muchas de las actividades, como por ejemplo, el dibujo que realizamos bajo el título ''La educación, el movimiento y yo''. De hecho, a día de hoy, día de despedidas, último día de 'nuestra asignatura', sigo considerándola tanto o más ambigua como el primer día. Sí, fui yo el que la acuñó en las 'evaluaciones informales' como un tipo de docencia 'futurista'. Me explico. Para mí y, creo con casi toda seguridad, para muchos de mis compañeros, una asignatura tan poco directiva, con tanta libertad de decisión sobre que tratar y como hacerlo, ha sido altamente difícil de seguir día a día. Y con esto no culpo al profesor, ni digo que su método sea erróneo. Todo lo contrario, pienso que es deseable, pienso que es un modo de educación en el que muy probablemente, si se consiguen los objetivos planificados, los estudiantes acabarán su periodo de aprendizaje con una mayor capacitación para cualquier ámbito, sobretodo el laboral.

En mi humilde, poco formada y, por ello, irrelevante opinión, el mejor método de aprendizaje para un alumno es aquel que consigue sus objetivos con mayor éxito. Y con objetivos para nada quiero referirme a un número, una nota. No, con objetivos quiero decir conocimientos. Para mí, el éxito está en proporcionar conocimientos al mayor número de alumnos posibles, y cualquier método será bueno si lo consigue. En mi caso, por ejemplo, si pienso que éste modelo de aprendizaje no ha funcionado del todo creo que ha sido principalmente, por supuesto, por culpa mía, porque como me lleva ocurriendo durante toda mi vida no me he esforzado todo lo que debiese. Me encantó un símil taurino que me dijo el profesor en una charla que tuve con él, por desgracia el penúltimo día de la asignatura (espero que no fuese demasiado tarde). Me dijo, que no embisto. Que me falta embestir. Y es cierto, siempre me planteo realizar infinidad de cosas en mi vida, tanto en el ámbito estudiantil, como fuera de él. Y no las realizo, no termino lo que empiezo, muchas veces me lo dejo a medias, y otras ni me pongo a ello. Y es una cosa que me lastra, y debo cambiar. Le doy las gracias por hacerme ver con esa metáfora algo que era evidente. Pero también creo que el modelo, en mi caso y supongo que en el del resto, ha fallado porque no hemos tenido un 'calentamiento', hemos pasado de asignaturas que se basaban en escuchar y anotar, a una asignatura que nos obligaba a pensar y decidir, pensar y elaborar, pensar... Una asignatura en la que muy pocas preguntas tenían respuesta, y tenías que darla tú, si es que la encontrabas. Una asignatura libre. Diferente, desconcertante.

Me consta, que en muchos países la educación en uso es la que nuestro profesor ha intentando implantar en nuestra asignatura, y que los resultados son excepcionales. Pero en España no, aquí todavía no. Y digo todavía porque lo lógico es que avancemos a una educación más práctica, menos dirigida. Para crear personas autosuficientes. Me encantaría que así fuese. Pero no, aún no es. Creo que el culpable de que muchos de nosotros no hayamos sido capaces de entender la asignatura ha sido el miedo a lo desconocido. El no querer participar de algo distinto, porque lo distinto, en muchas ocasiones, no da confianza. Porque creímos menos serio, me incluyo, a un profesor que nos coloca en esquinas para que expresemos aquello que creemos saber, que al que nos examina y si no sabemos lo que considera que debemos saber, nos suspende.

De todos modos, y como me comentó mi compañero Norberto, para Víctor, nuestro profesor, probablemente sea suficientemente satisfactorio el conseguir que unos cuantos alumnos, sean los que sean, en un futuro, serán profesores que buscarán hacer alumnos capaces de pensar. Le gustaría supongo, que algún día sus alumnos fuesen los que desconciertan en vez de los desconcertados. O mejor, que no consiguiesen desconcertar, porque su forma de enseñar fuese la común. Probablemente incluso, estará orgulloso de haber hecho pensar a los no tan implicados, el porqué de tanta diferencia de esta asignatura con respecto a las otras. De hecho, es la única persona en el mundo que, voluntaria o involuntariamente, me ha hecho plantearme el modelo de educación en el que nos encontramos, el cual crea 'máquinas de aprobar', en vez de personas capaces de pensar por sí mismos, la única persona y asignatura que me ha hecho intentar dar una explicación al porqué de mi falta de esfuerzo, comparándome con el zoquete de Penacc. Por cierto, con la lectura de Penacc dejó en evidencia la importancia de los exámenes, pues me leí el libro con un gusto que ni yo mismo esperaba, saqué conclusiones de su lectura, lo comparé con experiencias vividas, me hizo reflexionar... y sí, suspendí.

En definitiva, aunque esta asignatura no ha conseguido engancharme del todo, pese a que he estado presente y he participado en todas sus actividades, creo que ha sido enriquecedora más allá de los escasos contenidos tratados. Pienso que esta asignatura ha ido más allá de los contenidos, y que aunque no he conseguido entregarme al máximo, sí me ha hecho reflexionar mucho sobre todo los aspectos tratados. Pese a que le ha servido más a aquellos que han disfrutado mucho con ella, pienso que a todos nos ha servido en mayor o menor medida, y eso no ha ocurrido con todas las asignaturas, ya que muchas han pasado por nuestras vidas sin hacernos sentir o pensar nada. He de reconocer que no ha sido la asignatura que más me ha gustado y me da rabia, porque creo que por mi forma de ser, podría haberlo hecho mucho más.



Me resulta casi imposible ponerme una nota. No me creo con el derecho, ni la habilidad. Según con el rasero con el que midamos podría obtener más o menos. Como creo que para entregarte al máximo en una asignatura, esta debe de captar tu atención por completo, no me pondría una nota excesivamente alta porque no lo ha hecho, y por tanto, mi entrega no ha sido la mayor posible. Pero tampoco me pondría una nota baja o suspensa, pues creo que sólo con lo que me ha hecho pensar con las diferentes actividades, o sentir con el libro de Pennac, ya puede ser suficiente como para en un futuro formar parte del cambio que la educación reclama. Por todo esto, me pondría un 6.

Mi opinión, mi movimiento.

Como habréis podido observar, he hecho un cambio en el título del blog. Del antiguo ''Educando el movimiento'' ha pasado a ser ''Mi opinión, mi movimiento'', y creo que esta modificación merece una explicación para los lectores.

Durante los meses en los que este espacio lleva abierto, me era muy complicado encontrar temas de los que hablar, porque intentaba aportar algo más que comentarios tópicos o banales, vacíos de contenido. Intentaba hacer aportaciones que pudieran servir a mis compañeros para aprender algo nuevo, y pienso que la mayoría de ocasiones me faltaba capacidad o conocimientos suficientes sobre los temas tratados para conseguir tal propósito. Por ello, muchas veces redactaba entradas para el blog que no publicaba, precisamente para no hacer las llamadas ''entradas de paja'' que muchas veces comentamos en clase. Me daba mucha rabia esta situación, pues me encanta escribir. Escribir sobre lo que sea. Y esta asignatura me estaba brindando la oportunidad de hacerlo, y de que lo que escribo llegase a la gente.

Por todo esto, he decido cambiar el título de mi blog. Porque no considero que este ''educando'' a nadie en el movimiento con mis aportaciones al mismo, y lo que realmente me apetece es dar mi opinión, y estoy dispuesto a correr el riesgo de que no guste a mis lectores o que discrepen de ella. Y como mis opiniones vienen determinadas por mi experiencia, y mi experiencia esta totalmente relacionada con el deporte (el movimiento), he decidido darle el nombre de ''Mi opiníon, mi movimiento''. Espero que mis nuevas aportaciones sean de vuestro agrado, y puedan haceros reflexionar sobre los temas que traten.


Para estrenar este nuevo título, subiré una entrada con la autoevaluación ''final'' de la asignatura. Entrecomillando el término final, pues considero que esta asignatura no tiene porque acabar nunca. Nunca debemos dejar de pensar, que es lo que más hemos aprendido con ella, nunca debemos dejar de opinar, nunca debemos dejar de progresar, y nunca debemos dejar de creer en el cambio que la educación necesita, y por supuesto, nunca debemos dejar de trabajar para conseguirlo.

También, el entrecomillado se refiera a que aquí no acaba mi blog, continuaré dando opiniones, reflexionando sobre temas, y esperando vuestras respuestas. Al finalizar el mismo, subiré una nueva autoevaluación final, esta vez sin comillas, y comentaremos los contrastes con la actual. 

Un saludo, y ¡feliz navidad a todos! 


dilluns, 23 de desembre del 2013

Objetivo: Alejarse de lo excepcional.

En la actividad de clase ''Dar luz a las ideologías'', me tocó reflexionar sobre el tema del sexismo. Para ello, leí a fondo las lecturas que el profesor nos recomendó sobre nuestra ideología a defender, pero sobre lo que he decidido reflexionar en mi blog es sobre las experiencias que he podido vivir y observar relacionadas con este tema.

Mi vida está continuamente relacionada, ya sea directa (practicándolo o estudiándolo) o indirectamente (viéndolo o leyendo sobre él), con el deporte, y por ello, pensar en sexismo, me lleva a pensar casi únicamente en casos que ocurren en el mismo.

Desde muy pequeño, y hasta que la legislación lo permitió, en mis equipos de fútbol participaron chicas (al menos una por año), y pude observar como desde dentro del propio conjunto no existe ningún tipo de discriminación o infravaloración hacia ellas. Esto mismo lo puedo observar viendo a como todos los compañeros de mi hermana (es la única chica de su club de fútbol) le tienen un respeto imposible de mejorar. Por contra, es corriente que los equipos que no disponen de ninguna chica en sus filas, si que menosprecien a las chicas de otros equipos, aun estando a un nivel deportivo similar o incluso superior. Me ha ocurrido este año, escuchar a los niños de seis y siete años a los que entreno, decir a modo de mofa que el equipo rival ''tienen una chica'', dando por sentado que esta será de un nivel deportivo inferior.


Pienso que para que no exista la discriminación en el deporte, es importante que en iniciación no exista diferenciación por sexos, aprovechando que el físico es similar, o superior de las chicas porque maduran antes. Pienso también que es importante tener experiencias deportivas con gente del sexo opuesto para verlo como algo corriente, y no excepcional. Es evidente que no existen deportes de chicas y de chicos, y si existe una sociedad que así, desgraciadamente, lo dictamina. A mí, al menos, me enorgullece cada vez que veo una niña jugar con niños al fútbol, de la misma forma que lo hace ver a un niño disfrutar realizando gimnasia rítmica entre chicas. Debería ser lo normal, lo corriente, y no lo excepcional.


Aquí os dejo una imagen que creo que refleja todo lo contrario de lo que he comentado en mi entrada. Una imagen que expresa una absurda e indeseable diferenciación. Una imagen que nos aleja del objetivo deseado de la igualdad. Una imagen que discrimina. En mi opinión, repugnante.