Tras publicar en mi blog mi
autoevaluación final con respecto a la asignatura recibí un
comentario del profesor, y otro, no menos importante, de un
compañero. La verdad es que la sensación de que lo que has escrito
sea reconocido o al menos leído es muy reconfortante. Debería
comentar más en los blogs de mis compañeros. Muchas veces leo y no
comento. Y quizás no saben que leo. Y no les reconforta. En fin.
El comentario del profesor hacía
referencia a la sinceridad y autocomplacencia que emanaba mi
autoevaluación. La verdad, es que siempre soy sincero cuando
escribo. Y más aun cuando escribo en el blog, porque como muchas
veces pienso que mis palabras aquí plasmadas caen en el olvido, y
sólo me mentiría a mi mismo. Soy de los que en los exámenes de
lectura de un libro, cuando pedían opinión sobre el mismo, si no me
había gustado, lo decía. Y sé que muchos alumnos, durante toda su
vida académica, han dicho siempre que sí, que les ha encantado.
No sé porqué, en esta entrada me
estoy desviando mucho del tema, pero me he propuesto escribir todo lo
que piense mientras la confeccione. A ver qué sale.
Autocomplacencia, ese es el tema. Lo primero que hice al leer el
comentario del profesor fue buscar en la RAE la definición de
autocomplacencia, que dice así, ''satisfacción por los propios
actos, o por la propia condición o manera de ser''. Creo que
siempre he intentado plasmar en mis textos que no me gusta mi forma
de afrontar los estudios y los temas relacionados con ellos. Creo que
siempre he hablado de la necesidad de un cambio. No me satisface ser
así. Pero quizás, a lo que se refiere el profesor, es a que no le
pongo remedio, e incluso a que hablo de que no tengo prisa por
hacerlo. En ocasiones pienso que el cambio llegará sólo, que
alcanzaré una madurez plena que me hará ser más responsable con
los estudios (en el resto de aspectos me lo considero), pero estoy
bastante convencido de que no será así, de que tengo que poner de
mi parte, y así, seguro, lo conseguiré. En cuanto mi forma de ser
y mi condición, sinceramente no estoy descontento. Me preocupa que
en mis escritos haya una sensación de soberbia o de exceso de
autoestima por mi manera de explicar mi forma de ser. Sí, realmente
me preocupa que la gente piense que estoy alardeando de la desidia
que en muchas ocasiones me acompaña. Juro que no lo hago. Que no me
autocomplace ser así. Que no me enorgullece estar en la recta final
de exámenes y tener la sensación de no tener ninguna asignatura
completamente dominada.
Otra de las cosas que me hizo pensar el
comentario fue en conversaciones con mi padre, el cual se está
convirtiendo en prácticamente en personaje co-protagonista de este
blog. Al final va a resultar que tiene razón en la gran mayoría de
las cosas que dice y hacía falta una asignatura y un profesor que me
hagan pensar para darme cuenta. Pues bien, mi padre en cantidad de
ocasiones, en víspera de un examen, me ha dicho que si con lo que he
estudiado voy a sacar por ejemplo un 7, porqué no lo hacía durante
más tiempo (tengo tiempo de sobra, la verdad), y aspiraba al 10.
Quizás ahí sí hay autocomplacencia. Otro de los aspectos que en
los que mi padre ha incidido mucho es en el orden de mi habitación.
Él basaba mi paga semanal (ahora se ha rendido), en los días que
tenía mi habitación ordenada. Por cada día una cantidad fijada, y
si completaba la semana un 'extra'. En numerosas ocasiones cuando
llegaba el fin de semana, creo que inconscientemente pensaba que ya
tenía dinero suficiente para pasar el mismo y me dejaba la
habitación hecha un desastre y, por tanto, perdía ese día y el
'extra'. Mi padre no daba crédito a que dejase de ganar dinero, por
pensar que tenía suficiente. ¿Otro ejemplo de autocomplacencia?
Puede ser.
Para terminar, quiero decir, que
siempre que recibo comentarios del profesor tengo sensaciones
encontradas. Por una parte me halaga que dedique mi tiempo a leer lo
que escribo. Por otra, en ocasiones, me irritan algunos de sus
comentarios pues me hacen pensar demasiado. Y lo que más me irrita
es que acierta. Y tras reflexionar y escribir sobre ellos, siento
satisfacción por haber descubierto cosas que estaban en mí, y
pueden hacerme mejor.
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ResponEliminaMe alegra irritarte, sobre todo si reaccionas así. Si quieres cambiar el mundo cambiate a ti mismo. Eso no lo digo yo, sino Gandhi que mediante acciones sencillas (tejer su propia ropa, coger sal de la tierra, ayunar) consiguió lo que parecía imposible: deshacer el impero británico. Esos grandiosos personajes puedes ser de inspiración cuando pensamos en le repercusión de nuestros actos. Pero también pueden alimentar nuestra autocomplaciencia si nos decimos: yo no soy GAndhi y nunca llegaré a liberar la India. Así que para qué esforzarme.
ResponEliminaA mi, personalmente, personajes tan grandiosos me sirven de inspiración "lejana". La inspiración cercana la busco en los Gandhis que conozco personalmente y que me rodean. HAy muchos, de veras, muchos GAndhis a mi alrededor que con sus pequeños actos me inspiran para ser mejor. A esos me gustaría y puedo intentar parecerme. Así que... ¡manos a la obra!